El seguro de tu vida

La situación actual no es necesariamente la que se mantendrá en el futuro. La salud y la seguridad económica que pueden servir como excusa para no plantearse la contratación de un seguro de vida, pueden desaparecer de un momento a otro. Un seguro de vida asegura el futuro y la estabilidad de quienes más quieres.

Protege el futuro

Un seguro de vida te garantiza una estabilidad ante una situación adversa del asegurado. No solo responde ante la muerte, sino que además garantiza unos ingresos determinados en caso de sufrir un accidente grave que impidiera al asegurado seguir trabajando. Esta ayuda se convierte en la principal en los hogares que sufren este tipo de desventuras, pero que al menos tienen la tranquilidad de poder seguir manteniendo su nivel de vida; que los hijos puedan seguir cursando sus estudios con normalidad o seguir abonando la cuota de la hipoteca…

¿Compensa?

Es un seguro que cobra relevancia en los momentos más trascendentales y que nos blinda a todos ante imprevistos. Los estudios al respecto indican que una familia tarda de media cinco años en recuperarse económicamente tras la pérdida de uno de los miembros sustentadores. En España además el coste de contratación de un seguro de vida es muy inferior al del resto de países europeos, lo que nos convierte en unos privilegiados al poder disponer de un seguro como este a un precio muy asumible.

Aprovéchalo al máximo

Del seguro de vida no solo te beneficiarás en caso de fallecimiento sino que te acompañará en momentos de necesidad. Es común encontrar como cobertura complementaria la posibilidad de recibir un anticipo del capital en caso de enfermedad grave. Esto permite al asegurado acceder a servicios y tratamientos que de otra forma no podría. En caso de fallecimiento, hay que tener también en cuenta que los familiares recibirán asesoramiento y apoyo en el momento en que más lo necesitan.

Además, si la póliza está ligada a una hipoteca, está permitido desgravarse hasta el 15% de lo destinado a la compra de una vivienda sobre una base máxima de 9.040 euros, aunque, eso sí, la adquisición debió haberse realizado antes del 1 de enero de 2013. En cuanto a los trabajadores autónomos, sí pueden incluir el pago de los seguros en su declaración de la Renta hasta un máximo de 500 euros si el tomador y el beneficiario son la misma persona.

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